Ir al contenido principal

Jueves, 25 de Septiembre de 2014

Otro viaje al fin del mundo, que resulta más cercano de lo que parece. Otra siesta de tren, con las pesadillas de siempre. Lugares nuevos, problemas viejos para dormir.

Corriendo, al final de la tierra, allá donde empieza el mar.

Sabías que sería doloroso, dijiste. Y así resultó. La concatenación de la desesperación y la impotencia. La inutilidad de cada acción cometida, rendida a un destino esperable.

Las maquinas ya se mueven más rápido que mi mente. Algún día tenía que pasar.

En la existencia es normal que te veas superado por tus hijos. Si no los tienes, son tus máquinas.

Es este bloqueo mental que ellas no viven y yo sí. Porque son inmunes a tí. Porque tal vez son más perfectas que yo. Porque los sentimentalismos son una imperfección. O no.

Tal vez, como dices tú, es la ausencia del amor de Dios. Tal vez es, simplemente, que no puedo verte. Que mi corazón ya no aguanta este tango. Que los bailes ya no son para estas piernas y que tu juego es demasiado para mí.

No sé que hacer contigo. Las tensiones resueltas no son lo mío. Y si bien no son decisiones bajo presión, la presión del pesar de mi alma al verte es algo con lo que no puedo lidiar.

No sé lo que quieres, lo que buscas o cómo afrontar lo que sea que acabe descubriendo. ¿Tengo que dejar que sea el futuro, el destino que tanto me ha torturado, el que decida por mí?

Llevo ya infinitas vueltas para sacar algo de un baúl. Ni sé en qué baúl estoy buscando, ni qué es lo que estoy buscando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La primavera es un gato

«Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.» Cortázar era un hombre de gatos. Cualquiera que sea de gatos entiende lo que quiere decir. Estamos acostumbrados a querer a las personas sin medida. Amar con toda nuestra alma y energía. Destruirnos por completo para demostrar a aquel ser amado que estamos completamente rendidos a sus pies, absortos y desprovistos de vida sin su presencia. Perros tristes sin amo. Cachorros sin guía. Pero un gato no quiere ser amado de esa manera. Querrá abrazos, pero no muchos. Caricias mientras deje de picar y hasta que vuelva a picar. Si la piel escuece, quizá es demasiado amor. Quizá es demasiado cariño. Quizá es posesión. Y a los gatos no se les posee. No tienen dueño. Las personas, aunque no lo sepan, tampoco. No todas lo aprenden de inmediato. La mayoría no lo hace nunca. Pero quien lo hace, sabe qu

Accidente H-23

Hoy me encontrado con una sorpresa en Urbanity , Robeitor , a partir de una foto de Ifiunes , ha escrito una historia, ¡y me ha incluido!. Muchas gracias Robeitor, me ha hecho mucha ilusion. Os pongo la foto y la historia: Davizuki miró a Ricote y ambos decidieron cerrar los ojos justo en el momento del despegue, era la primera vez que viajaban en helicóptero, y sin embargo no fue del todo como lo hubieran imaginado. Cuatro eran las horas que llevaban esperando en el crecido cesped del Vicente Calderón rodeados de habitantes del distrito, y cuatro eran las horas que llevaban soportando el reptar de los numerosos insectos que pasaban de las plantas a sus cuerpos a la altura de las rodillas. Nadie hubiera podido imaginar esta imagen de Madrid en tan poco tiempo, parecía como si pequeños y consecutivos problemas se hubieran superpuesto unos sobre otros en los últimos años. Cuando en  2011 las voces de alarma económica y medio ambiental comenzaron a elevarse sobre las noticias

La droga cuántica

Tu risa. Tu sonrisa. Tu boca. Tus ojos. No saber qué decir. No ser capaz de hacer más que mirarte con cara de idiota. El hombre más inútil del mundo ante el cegador destello de tu alegría. El hombre más aterrado del mundo atravesado por tu mirada. Aterrado ante la idea de que se me acabe esta droga que es el viento que nace en los abanicos de tus pestañas. Este dealer anónimo me ha traído mierda dura. De la buena. Tan buena que se ríe de mis tonterías, que besa mis ocurrencias. He tenido que ir al médico. Un tal Martínez me ha dicho que aunque me haga transfusiones para limpiarme, no va a funcionar. Que esta droga nueva es atómica, cuántica, que me afecta sin tocarme, sin beberla, sin respirarla. El médico, Martínez, dice que sí... Que con toda seguridad voy a morir antes o después. Pero con suerte, la droga llega hasta el final de la vida. Que es como una inmunodeficiencia... Que con ella sería normal y podría hacer todo lo que quisiera hacer en la vida. Que sólo hay que cuidarse