Ir al contenido principal

Paraguas

Llueve. A los gatos no nos gusta la lluvia y para mayor agravio, hace viento.

Pocas cosas me parecen más desesperantes que el uso de un paraguas. Especialmente los días de viento. Se dobla, se gira, crujen las varillas. Tengo la sensación de estar más mojado que lo que estaría de no usarlo.

Con cada vuelta del tejido a contraviento, me desespero, refunfuño, maldigo al inventor.

Un paraguas es un suplicio. Alcanzo mi destino, dolorido, cansado, golpeado. Me duelen los oídos, me duele el cuello y me duelen de frío las manos que sostienen mis dedos arrugados.

Hay mayor tortura que caminar con un paraguas y es hacerlo sin rumbo. Sin embargo, nos he imaginado a ambos, a tí y a mí, paseando sin prisa bajo la lluvia en cada tarde de Noviembre a Marzo. ¿Vienes?

Comentarios

Entradas populares de este blog

La primavera es un gato

«Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.» Cortázar era un hombre de gatos. Cualquiera que sea de gatos entiende lo que quiere decir. Estamos acostumbrados a querer a las personas sin medida. Amar con toda nuestra alma y energía. Destruirnos por completo para demostrar a aquel ser amado que estamos completamente rendidos a sus pies, absortos y desprovistos de vida sin su presencia. Perros tristes sin amo. Cachorros sin guía. Pero un gato no quiere ser amado de esa manera. Querrá abrazos, pero no muchos. Caricias mientras deje de picar y hasta que vuelva a picar. Si la piel escuece, quizá es demasiado amor. Quizá es demasiado cariño. Quizá es posesión. Y a los gatos no se les posee. No tienen dueño. Las personas, aunque no lo sepan, tampoco. No todas lo aprenden de inmediato. La mayoría no lo hace nunca. Pero quien lo hace, sabe qu...

Tornado Perfecto - Luz Interior

El huracán nos ha llevado a todos. Ese tornado perfecto. Ahora todos acompañamos a Dorothy; El espantapájaros descerebrado, el hombre de hojalata sin corazón, el león cobarde. Borracho, como estoy ahora, no sabría describir con precisión el motivo que nos lleva a los tres, reunidos en este cuerpo, a acompañarte por este loco sendero de baldosas amarillas que recorres cada día. Sin embargo, estoy completamente seguro de que es lo que quiero hacer. Quiero permanecer cuanto más tiempo a tu lado, mejor. Me hace feliz acompañarte. [...]

19.03.2020 -- Día 5 del Estado de Alarma en España por COVID-19

No puedo dormir. Ayer me desperté más allá de las 5 de la tarde. Son casi las 11 de la Mañana. "Sólo" llevo 16 horas despierto. He perdido todo tipo de rutina y horario. A José Miguel no le gusta mi tos. Sale corriendo cada vez que toso. A veces me dan ataques de tos muy seguidos y ya no puedo respirar, me quedo respirando fuerte por la boca. Sólo en ese momento se acerca, me mira con ojos curiosos y maúlla. No sé si mañana seguiré vivo. Y no lo sabía hace un mes, antes de todo esto. No lo he sabido nunca. Pero esta vez se siente diferente, como si todo el mundo hubiese caído en la cuenta de repente, de que hoy puede ser el ultimo día de sus vidas. Y ante eso cualquiera se siente frágil. No creo que muera de coronavirus. No estoy contagiado. Llevo casi 2 semanas encerrado en casa y de ser así, a estas alturas sería incapaz de respirar por mí mismo. El desconocimiento ante la muerte ha existido casi siempre en mí. Salvo ese día en el que efectivamente estuve a punto de m...