Ir al contenido principal

Decisiones

Nadie tiene todo lo que quiere ni lo que puede.

A lo largo de la vida tomas decisiones. Pueden parecer acertadas o equivocadas, pero ninguna lo es realmente. Sólo cuando llega el final (y quién sabe si ese es realmente el final), puedes verlas en su totalidad, donde te han llevado, y entonces, en función de cómo te encuentres, serán acertadas o no.

No sé si he tomado las decisiones acertadas. Sé que he tomado las decisiones que sentía que debía tomar en cada momento. Había cosas que debían terminar para que otras pudiesen empezar. Había decisiones que no estaban lo bastante razonadas, que empezaron con los dos días más horribles de mi vida, a los que le siguieron varios años muy bonitos. Aunque yo no supiese decirlo.

Hasta las cosas buenas deben acabar. Era necesario que rompiese toda mi vida definitivamente. Que acabase con aquellas ataduras en todos los sentidos. Construí una gran obra, un pequeño rascacielos hecho con cenizas y los barros de mis miserias. Pero habia que derribarlo. Porque no tenía cimientos, y porque era una obra solista.

Nunca quise una obra solista. Porque no me educaron para ello. Pero ya no importa para que me educaron, ni como. Porque todas aquellas cosas, palabras, decisiones que hicieron que fuese quien soy no valen nada. No soy quien creia ser. Todo era una enorme mentira que no me sería desvelada hasta la muerte de mi padre.

No sé si él tomó las decisiones correctas. Lo que sé es que las tomó sin valorar las consecuencias, el impacto que producirían tras su marcha. No se preocupó en dejar otro legado que fuesen sus hijos, y probablemente ese legado no es como el quería.

Aquí estoy yo, sin un pasado, y sin futuro. Probablemente no soy "su legado", aunque eso es una cosa que no quiero saber y que poco importa ya. Sólo me queda repasar las decisiones que he tomado hasta ahora, compararlas con los nuevos datos, y decidir si fueron correctas.

Y no, no son correctas. Pero he de encontrar la forma de hacer que sean correctas. Porque ellas no van a cambiar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La primavera es un gato

«Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.» Cortázar era un hombre de gatos. Cualquiera que sea de gatos entiende lo que quiere decir. Estamos acostumbrados a querer a las personas sin medida. Amar con toda nuestra alma y energía. Destruirnos por completo para demostrar a aquel ser amado que estamos completamente rendidos a sus pies, absortos y desprovistos de vida sin su presencia. Perros tristes sin amo. Cachorros sin guía. Pero un gato no quiere ser amado de esa manera. Querrá abrazos, pero no muchos. Caricias mientras deje de picar y hasta que vuelva a picar. Si la piel escuece, quizá es demasiado amor. Quizá es demasiado cariño. Quizá es posesión. Y a los gatos no se les posee. No tienen dueño. Las personas, aunque no lo sepan, tampoco. No todas lo aprenden de inmediato. La mayoría no lo hace nunca. Pero quien lo hace, sabe qu

Accidente H-23

Hoy me encontrado con una sorpresa en Urbanity , Robeitor , a partir de una foto de Ifiunes , ha escrito una historia, ¡y me ha incluido!. Muchas gracias Robeitor, me ha hecho mucha ilusion. Os pongo la foto y la historia: Davizuki miró a Ricote y ambos decidieron cerrar los ojos justo en el momento del despegue, era la primera vez que viajaban en helicóptero, y sin embargo no fue del todo como lo hubieran imaginado. Cuatro eran las horas que llevaban esperando en el crecido cesped del Vicente Calderón rodeados de habitantes del distrito, y cuatro eran las horas que llevaban soportando el reptar de los numerosos insectos que pasaban de las plantas a sus cuerpos a la altura de las rodillas. Nadie hubiera podido imaginar esta imagen de Madrid en tan poco tiempo, parecía como si pequeños y consecutivos problemas se hubieran superpuesto unos sobre otros en los últimos años. Cuando en  2011 las voces de alarma económica y medio ambiental comenzaron a elevarse sobre las noticias

Diagonal

Te dormiste en diagonal atravesando mi pecho y la cama. A pesar de lo complejo de la distribución, tú allá en el Eixample de las sábanas y yo aquí en mi Gran Vía de las almohadas, encontré la forma de adaptarme a este problema geométrico. La solución no era otra que la más evidente: Envolverte. Envolverte en besos de miradas sin labios para no despertarte. Envolverte con sábanas de polvo de luna llena, mucho más ligeras que la caliza de mi tierra. Envolverte con la oscuridad de las pestañas que sellan tus párpados. Adornarte con la luz de velas acunadas en vasos de cristal hechos con la arena de aquella playa de Sosua Y allí me dormí, en las orillas de los lunares de tu espalda. En este barco pirata mecido por las olas del viento de tu pelo. Soñé. Soñé con teletransportarme a la Diagonal. Con cruzar el Paseo de Gracia en Diagonal. Entrar a tu oficina saltando escalones en diagonal y sentarte en esa mesa con las piernas en diagonal. Soñé con resolver este problema de aquella distan